ARGUEDAS, JUSTICIA QUE LLEGA.
Este año recordamos los 50 años del fallecimiento de José María Arguedas. ¿Por qué se suicidó? Es una pregunta sin respuesta. Un laberinto sin salida. Arguedas nos dejó al niño Ernesto, que conmueve desde las primeras páginas de los “Los Ríos profundos”. En “Relatos completos” compilados por la editorial Losada de Argentina nos brinda casi todos los cuentos de Arguedas.
En sus relatos, ilustra la cultura e identidad de la vida andina de Ayacucho, Andahuaylas, Puquio e Ica, a través de sus modos de vida y relación de los campesinos con los mistis. Sus temas son variados, casi por todos pasa el eje transversal del abuso de los mistis sobre los indios y campesinos. Sin embargo, no es el único tema. La mirada de Arguedas es variada, aborda temas que van desde la querencia de la tierra, las rebeliones frustradas, las pestes que azotan los pueblos e incluso los infortunios de los mistis.
El narrador es casi siempre un niño, palpa el mundo desde la cosmovisión infantil y crítica de Arguedas, que va creciendo, observando el mundo de los “indios”, creando una propia voz. La voz es arguediana, peruana.
En los cuentos de Arguedas, la Justicia está de lado de los mistis, quienes ordenan y deciden, por ejemplo, la repartición del agua en el cuento Agua, en este cuento, como en otros la rebelión es castigada con la muerte. La defensa del indio no existe. A los defensores de indios les va mal, como al personaje Pantaleón del cuento Agua o el arpista Braulio, en el “Diamantes y Pedernales”.
“El sueño del pongo”, publicado en 1967, es una historia fascinante. Este relato es una venganza dulce e ideal del indio sobre el misti. El relato inicia en el diálogo entre el patrón y el pongo, el pongo le contará su sueño. Un sueño sin pesadillas. El mundo andino, al revés, el indio lamiendo la miel dulce que cubre al misti, y el misti lamiendo la mierda que cubre al indio por orden del gran padre San Francisco. Los acompañan sus ángeles, el ángel del misti ostenta orgulloso su extraordinaria belleza, mientras el ángel del pongo está escuálido y moribundo. En el momento en que les ordenan lamerse, el ángel escuálido recupera su talante y fortaleza. ¿Es solo metáfora?
La justicia es racionalizar la venganza. Cambiar, el ojo por ojo, la ley del talión, por sanciones “justas” (proporcionales). La literatura Arguediana narra que los mistis cometen abusos y nunca reciben castigos, ni divinos, muchos menos reciben la justicia convencional, porque la Justicia la dictan los mistis. Esta justicia del pongo es genuina. Tarda pero llega.
En el "sueño del pongo", el acto de lamerse entre dos seres socialmente separados, puede ser vista desde dos ángulos. La primera; la visión cristiana, que puede sugerir que los pobres tendrán una mejor vida en el más allá, luego de todo, es ante el Padre San Francisco, ante quien están; y la segunda, la rebelión del Inkarri, la utopía andina, idea producida, luego de la ocupación española, que evoca el regreso del inka que cobrará venganza en nombre los indios vejados a lo largo de los años por los mistis endiablados.
Sería sencillo sugerir la última idea. Alberto Flores Galindo ha trabajado “la utopía andina”, que ilustra mucho más sobre esta idea. Flores Galindo aclara que nuestro engranaje con España es complejo; por lo tanto, esta idea de “utopía andina” incluye otras variables. Una de ellas, en mi opinión, es la inclusión jurídica del grupo de campesinos, migrantes, que deben ser parte del armazón jurídico.
Arguedas, a través del cuento, pone el mundo al revés. Sugiere una justicia para los indios, una justicia lejana, que en el mundo andino no se da, por múltiples factores. Entre ellos: un derecho que no los incluye, del que no participan en su elaboración, y una justicia aplicada por los mistis.