Protestas ¿una respuesta histórica?
Informalidad, protesta, insurgencia, sublevación o qué
Amaneció, y las carreteras están bloqueadas. Represión policial es la respuesta, una cantidad sin rostros se suma a los heridos y fallecidos de innumerables protestas. En pocos meses los defensores de “Conga no va” (proyecto minero en conflicto) cumplen dos años de la defensa de sus lagunas. Son noticias de la coyuntura nacional, ¿acaso el diálogo no es la forma civilizada de solucionar conflictos? En Perú no, ¿incrementaron las protestas en el siglo XXI? No se confunda protesta como expresión de insatisfacción con la sublevación, insurgencia y revolución.
En la historia no oficial del Perú Republicano las protestas pasan por el mesianismo reivindicador en Los Andes representado por la creencia en INKARI, restaurador del orden pre-hispánico hasta la decadencia del sistema feudal-servil. En el recuento tomamos a los Andes como ejemplo. Desde la mitad del siglo XIX hay muestras significativas de insatisfacción, una de ellas representa la protesta de Juan Bustamente (1867) , el puneño lidera un grupo de campesinos aymaras descontentos por el aumento de los impuestos y en el fondo una reivindicación con los abusos de los terratenientes “blancos”, fracasa. Entramos a un siglo XX con una élite dominante llena de terratenientes y hacendados ejerciendo poder sobre colonos y comuneros-importante diferenciación-. Hay años de bonanza producto de la exportación lanera. Como consecuencia los comuneros reclaman una mayor retribución de la ganancia, sin embargo quienes toman la mejor parte son los terratenientes e intermediarios. Protestan, pero en los primeras décadas no hay un Estado fuerte, sino terratenientes que a través de sus colonos ahogan cualquier sublevación de comunidad campesina aledaña.
En el camino discurren insurgentes como Rumi-Maqui en Puno, hasta la aparición de Hugo Blanco, el sistema servil de Los Andes no cesó en resquebrajarse. Éste personaje ocupa tierras pertenecientes a los terratenientes. Aquí una pregunta ¿La tierra es del primer poblador o de quien despojó de ese lugar? La antagonía echa raíces sobre un sincretismo insuficiente o mestizaje incompleto. En Perú el blanco o el andino aún se entienden como antónimos. En una relación de dominante-dominado. Más allá, en los años 60s los terratenientes pierden productividad y sus colonos tienen deseos de obtener un salario por la aparición de una incipiente industria peruana. El poder económico recae en los industriales, quienes observan un obstáculo en los terratenientes. En este escenario desfavorable para los terratenientes, las protestas sumadas a la ocupación de tierras de grandes haciendas resultan exitosas. Se terminan con las relaciones serviles, no obstante entramos a un nuevo periodo dependiente.
En un nuevo régimen asalariado, la insatisfacción no termina. El problema de la tierra se puede creer superado, pero no el problema de los “excluidos”. Ellos optan por un camino al margen del Estado, llamada en América Latina: informalidad; o peticiones de incrementar el salario en educación, salud. Todas esas voces salen a protestar en nuestros días. ¿Los profesionales deberían competir incansablemente? ¿Quienes no rinden descansarían en casa? ¿Eliminar la informalidad asegura más empleo?
Estos días se discute la informalidad minera como obstáculo, pero no olvidemos que es el motor de movimiento económico en costa, Andes y selva. El Estao debe aplicar legislación favorable con los informales, así como lo ha hecho con la gran inversión. Queda claro, que en más de 150 años de Historia no oficial, la protesta no da tregua, no reducirá el número de protestas hasta que pueda arrancar beneficios a la “elite dominante”.
Lima, Marzo.